Arquitectura de conservación en Asia Oriental - Tradición en transición
Preservar el pasado significa algo más que salvaguardar objetos históricos; significa trasladar la historia, los recuerdos y la identidad cultural al futuro. Japón y China tienen un enfoque cultural especial de los edificios históricos.
Los proyectos que entrelazan el pasado y el presente surgen de una combinación de precisión artesanal, conexión espiritual y búsqueda de permanencia. Los cuatro proyectos siguientes demuestran con especial claridad que la conservación no es un mero acto nostálgico, sino un paso consciente hacia el futuro.
Shokei Loh: Casa modelo de innovación kominka
En Kamiechigo, una región de Japón que experimenta nevadas extremas, Nihon Saisei Inc. convirtió una kominka tradicional (una antigua granja japonesa) en una casa modelo para la vida sostenible. Los sólidos pilares y vigas, hechos de la duradera madera de Zelkova, atestiguan la calidad de la artesanía, que se diseñó para garantizar la longevidad y la resistencia. En lugar de sustituir estas estructuras, el proyecto integra tecnologías de vanguardia para adecuar la arquitectura original a las normas modernas de habitabilidad y seguridad. Se abordan problemas específicos como el aislamiento deficiente y los riesgos sísmicos sin distorsionar la identidad del edificio. El proyecto ganó el iF DESIGN AWARD de Oro en 2024 en reconocimiento a la excepcional calidad de sus materiales, la precisión de sus detalles arquitectónicos y la armoniosa integración de la organización interior, las referencias paisajísticas y la adaptación a las condiciones climáticas locales.
Santuario cubierto del santuario de Hoshino Situado en Toyokawa, prefectura de Aichi, el santuario cubierto del santuario de Hoshino es una estructura protectora galardonada para la sala principal del histórico santuario de Hoshino. Para preservar este delicado patrimonio cultural de los efectos del tiempo y la intemperie, el arquitecto Shigetaka Mochizuki desarrolló una cubierta protectora de madera para el santuario. Al mismo tiempo, se restauró y reparó la sala principal del santuario. Además de preservar la sustancia histórica, se hizo especial hincapié en la ventilación y la seguridad antisísmica. La reconstrucción se basó en un concepto de construcción sostenible que empleaba la técnica tradicional ishibadate de anclar pilares de madera directamente en el suelo. Se emplearon cálculos estructurales modernos para adaptar este método centenario a las normas de seguridad contemporáneas. Finalizado en 2021, el proyecto recibió el iF DESIGN AWARD de oro en reconocimiento a su ejemplar tratamiento de la arquitectura histórica y a la acertada combinación de conservación y diseño contemporáneo.
Sala de Kannon en el templo de Shorinji
El templo de Shorinji, en la prefectura de Nara, alberga la Sala de Kannon, un espacio sagrado donde se venera la estatua de Kannon de once cabezas del siglo VIII, una de las imágenes budistas más importantes de Japón. La estatua fue designada posteriormente bien cultural. Construida en 1959, la Sala de Kannon fue la primera instalación de Japón dedicada a la conservación a largo plazo de un tesoro cultural nacional, y ha sido objeto de varias restauraciones a lo largo de los años. Los trabajos más recientes han corrido a cargo de Akira Kuryu, Noriyoshi Kitagawa y Kazuki Ueda. Con gran moderación y respeto por la historia, la sala se protegió contra terremotos y se construyó una nueva extensión para facilitar el acceso y salvar la distancia entre el pasado y los fieles de hoy. Las huellas del tiempo se han dejado deliberadamente visibles y las intervenciones contemporáneas son claramente reconocibles, aunque armoniosamente integradas. El proyecto, terminado en 2022, fue galardonado con el iF DESIGN AWARD.
Tongling Recluse
En el norte de la provincia china de Anhui, la RSAA/Büro Ziyu Zhuang diseñó el proyecto Tongling Recluse, que transforma una antigua granja en un refugio contemporáneo. Situado en la cima de una montaña, el edificio llevaba deshabitado más de diez años y estaba muy cubierto de maleza, con el tejado y los muros gravemente dañados. En lugar de sustituir las viejas estructuras, los arquitectos integraron cuidadosamente los muros, el tejado de tejas y los elementos de madera en una arquitectura moderna y sobria. Para ampliar el edificio original con su estructura baja, añadieron plantas adicionales y una extensión sur-norte. Las amplias formas crean espacios nuevos y diáfanos que se separan de la estructura original como un volumen imaginario. La sustancia histórica queda protegida, mientras que las intervenciones modernas aportan nueva calidad de vida. El Tongling Recluse se terminó en 2017 y también recibió el premio IF Design Award.
Estos cuatro proyectos de Asia Oriental demuestran que la arquitectura puede trascender la mera conservación respetando el patrimonio cultural y abriéndolo al mismo tiempo al futuro. Conservar el pasado crea nuevas perspectivas y mantiene viva la arquitectura como práctica cultural. La capacidad de reconocer el potencial de las estructuras existentes y adaptarlas para usos futuros es clave para ello.